abril 07 2022 – Segle Clinical
Relacionamos el mar con algunos de los momentos más especiales del año, sobre todo el de las vacaciones en cualquier playa, o el recuerdo de una puesta de sol sentada en la arena. Si además te decimos que tenemos otro motivo por el que vas a preferirlo por delante de la montaña, resulta difícil de creer, ¿verdad?
La razón la encuentras muy cerca de ti, concretamente en tu neceser. Y es que es el mar, o más concretamente, los seres que viven en él como las algas, la nueva fuente de activos para crear ciertos cosméticos que se han convertido en los mejores aliados de nuestra piel.
Los componentes marinos no llegarán a tu epidermis directamente, su aplicación a la cosmética es gracias a la biotecnología azul.
De lo que se encarga la biotecnología azul es de seleccionar organismos vivos (o productos que ellos elaboran) para dar con nuevos ingredientes que, además de ser súper efectivos, son completamente naturales y sostenibles.
Natural sí, sostenible también
Tu piel va a ser la primera en notar los resultados de estos activos provenientes de seres marinos, pero te encantará saber que la producción es 100% respetuosa con el medio ambiente, la prueba de que la industria de la belleza cada vez es más responsable. ¡Piel bonita y planeta feliz! ¿Se te ocurre algo mejor?
El sistema de producción eco-sostenible, a diferencia de otros, es tan eficiente que no necesita grandes extensiones para cultivar los activos con lo que implica (un consumo de agua inmenso, pesticidas y herbicidas... Todos esos factores que aumentan la huella de carbono).
El origen de las algas que se suelen utilizar te transportará a diferentes partes del globo sin salir de casa: de las que se encuentran en la Polinesia Francesa a las que aparecen en lagos pirenaicos. Y es que son organismos que se han adaptado a entornos tan duros para sobrevivir que han creado activos que les defienden de los factores externos (y son esos los que que van a hacer maravillas en tu piel).
Activos que parecen 'mágicos'
Expuestos a fuertes mareas, rayos de sol constantes, ráfagas de aire, ataques de bacterias o impactos contra las rocas, no les ha quedado otra que producir unos activos que les hacen resistir esas condiciones de vida mucho más estresantes que la nuestra. Que van desde producir sustancias que evitan que les queme la luz del sol, hasta antioxidantes o inmunoestimuladores que les hacen aguantar tantos cambios. Sus células se defienden y restauran constantemente, lo mismo que ponen en práctica las tuyas gracias a sus efectos.
Y ¿dónde las puedes encontrar? Pues por ejemplo, en un limpiador facial, como la espuma limpiadora de Segle Clinical. Los microorganismos que forman parte del producto producen una serie de azúcares que hacen un escudo sobre tu piel, evitando que la polución se pegue y facilitando el arrastre de las partículas más finas. ¡Perfecta si vives en una gran ciudad!
Otros compuestos, por ejemplo, la espirulina, también cuidan la piel –desde dentro en este caso-. Protege las células de la radiación de la luz azul y repara el ADN gracias a sus enzimas y son propiedades que tu piel puede conseguir gracias al sérum Blue Balance.
Incluso hay aplicaciones de la naturaleza marina en protectores solares, como por ejemplo las algas pardas. No contaminan y crean una pantalla de protección absorbiendo la radiación ultravioleta (de ahí que reciban el nombre de fotoprotectores biológicos).
La última ventaja que nos queda por resaltar es que, al ser activos tan antioxidantes, tus cosméticos 'made in el fondo del mar’, evitarán la aparición de arrugas o la extrema sequedad. Así que las algas no solo renuevan el oxígeno mediante la fotosíntesis, sirven de alimento para animales marinos o actúan como hábitat de muchas especies. También son la clave a la hora de que tu rostro tenga un aspecto radiante.
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