abril 07 2022 – Segle Clinical
Comes sanísimo, nunca faltas a la clase de spinning, intentas dormir 8 horas (cuando Netflix te deja), bebes dos litros de agua... Pero llega el momento de cuidar tu contorno de ojos y caes –como nosotras muchas veces- en estos errores tan comunes. Y es que al ser una zona con características tan distintas, solo por desconocimiento se te olvida prestarle la atención que merece. Ya te decimos desde hoy que, aunque sea una piel algo más distinta, es muy agradecida. Es decir, da igual si llevas toda la vida sin hacerle mucho caso. Te aseguramos que si empiezas a hacer las cosas bien desde ya, notarás un cambio (para bien, por supuesto) en tu mirada.
Lo cierto es que en la industria cosmética, esta es una de las zonas que más preocupa porque solemos olvidarnos de ella o a tratarla de la misma forma que el resto de la piel del rostro.
El contorno de ojos tiende a deshidratrse con mucha facilidad y es uno de los primeros sitios donde empezamos a notar la aparición de líneas de expresión. Claro que es algo que se debe no solo a que seamos muy expresivas y te rías cien veces al día, sino a que es la piel más fina del cuerpo.
De hecho, su grosor es de 0,04 mm, que te puede parecer que está bien, pero piensa que un folio es 0,1 mm. ¿A que ya ves tu piel de manera diferente? Si la comparación con una hoja te ha sorprendido, piensa que estás echando la misma crema o dedicando el mismo cuidado a esa zona que al resto de la cara Claro que esta medida se aleja mucho de los 1,5mm de las palmas de las manos o los 4mm de las plantas de los pies.
Al ser una piel tan fina, se deshidrata con mucha facilidad. Si a eso le sumamos la cantidad de veces al día que parpadeamos -agárrate, más de 10.000-, y que la red de colágeno y elastina es muy frágil, es más que normal que terminen apareciendo arrugas en el párpado inferior.
Así que el error más común (y que casi todas hemos cometido alguna vez) es pensar que podemos cuidarla de la misma forma que las demás. Olvida desde ya esa idea y dale el protagonismo que se merece. Porque necesitarás además de tratarla de manera diferente que incluyas un paso específico en tu rutina para mimarla (en este caso sí que te animamos a que tengas favoritismos).
Ahora que ya te hemos convencido de por qué esta delicada zona se merece tu atención, queremos enseñarte cómo puedes cuidar de una vez tu mirada y vamos a empezar a decirte qué más cosas estabas haciendo mal (para que no las repitas).
1. Usas el contorno en cualquier momento del día
Por mucho que en algún momento del día esté la zona apagada –sobre todo después de pasar varias horas delante del ordenador o pasar una temporada con mucho estrés- (lo reconocerás porque es cuando parece pedir a gritos un buen chute de energía), nunca deberíamos aplicar un cosmético en el contorno sin tener la piel limpia. Como se debe utilizar después de la limpieza –y con las manos bien limpias, a ver si al final va a ser peor el remedio que la enfermedad- lo suyo sería aplicarlo por la mañana o por la noche una vez está seca. Y sí, también antes de los tratamientos más irritantes como retinoides con un posible pH más ácido como es el caso de los que llevan ácido glicólico o vitamina C pura.
2. No lo estás limpiando (bien)
Si eres de las que piensa que basta con lavarnos la cara con jabón para tener el cutis impecable, no solo no estás limpiando bien la piel, tu contorno de ojos seguirá sucio. Los restos de cosméticos, polución, células muertas, grasa o incluso las propias toxinas que elimina la piel obstruyen los poros. Eso significa que no la renovación celular no se hace correctamente y que si pones un producto hidratante por encima, no penetrará tan bien que si estuviera la zona limpia. Además, una mala higiene facial altera la microbiota de nuestra piel y esas bacterias que son beneficiosas pueden crearnos alteraciones como sequedad, exceso de grasa, acné, rosácea, dermatitis... Una serie de procesos de envejecimiento prematuros (y que está en tu mano evitar). Entonces, ¿cómo limpiarlo bien? Toma nota: aplica un producto de limpieza de base oleosa (con un aceite desmaquillante te librarás de todos los restos cosméticos más grasos que se acumulan en la superficie como los maquillajes waterproof). Después te recomendamos un limpiador, de base acuosa esta vez como una espuma limpiadora, por ejemplo, que no reseque la zona. (Pssst si necesitas sugerencias, te proponemos nuestra espuma❤️).
3. Estás esperando a que se marquen las arrugas
Otro de los mitos que ya deberías desterrar. Piensa que es mucho más sencillo prevenir que curar, de forma que será más fácil combatir las arrugas si empiezas posponiendo su aparición que teniendo que ‘borrarlas’ después de que tus hábitos las hayan marcado (¿no sabes de qué hablamos? Ficha qué costumbres de tu día a día son una bomba para tu piel). El contorno de ojos está indicado incluso para pieles jóvenes, ya que evitarán el envejecimiento prematuro de la zona. ¿La única diferencia? Que si no tienes líneas profundas, solo necesitarás aplicar el producto una vez al día. Para pieles maduras aconsejamos doble aplicación, que puede ser por la mañana y por la noche.
4. Utilizas crema facial como si fuera un contorno de ojos
Admitimos que en esta somos las primeras que también hemos caído (¿quién no se ha olvidado de viaje el contorno y ha usado la crema hidratante del hotel? Tranquila, ¡nosotras también!). Pero eso no significa que esté bien hecho. Vamos por partes: como ya te decíamos, es una piel mucho más permeable. Así que tenemos más probabilidades de que los ingredientes provoquen irritación.
Una crema de contorno de ojos es lo único que deberíamos usar en esa zona, ya que reducen la permeabilidad capilar en las ojeras, estimulan la circulación linfática y drenaje de las bolsas (en otras palabras, desaparecerán como por arte de magia). Llevan menor concentración de ingredientes irritantes como perfumes, aceites esenciales o conservantes. Además, no necesitan exfoliantes de ningún tipo.
Ten en cuenta que el pH del lagrimal está entre 7 y 7.5, lo que significa que todo lo que uses en esa zona –desde el desmaquillante hasta una crema- tiene que tener un pH entre 6 y 7.
5. Te lo has puesto sobre la ojera
"Dime de qué color son tus ojeras y te diré qué necesitas cuidar", bien podría ser uno de nuestros lemas beauty. Las hay moradas, azuladas e incluso marrones. Las oscuras, que se llaman melánicas o pigmentarias, se deben a la exposición solar o alteraciones hormonales porque se concentra mucha melanina en esa zona, lo que da lugar al oscurecimiento. Además de ser más comunes en pieles más oscuras, son hereditarias.
Las azules o violáceas, también llamadas vasculares, son debidas a una mala circulación en la zona, por lo que te recomendamos nuestro premiado contorno de ojos y labios Flash Sérum.
6. Te estás echando demasiada cantidad (y se desperdicia)
Por lo general, los productos dedicados al cuidado de la zona suelen venir en dosificadores que ayudan a dar con la cantidad de producto perfecta. Y aunque te parezca poco, no debería superar el tamaño de un guisante para cada ojo. A lo que te arriesgas si utilizas más cantidad es que llegue al ojo y pueda irritarlo. Además, que estarías desperdiciando producto (¡y ni a tu bolsillo ni a nosotras nos gusta eso!).
7. Lo llevas aplicando mal todo este tiempo
Hemos interiorizado tanto lo de arrastrar el producto por nuestra cara con la yema de los dedos que no nos damos cuenta de que es un gesto que, más que ser efectivo, hace que desperdiciemos el producto alejándolo de la zona donde debería actuar. ¿Conclusión? Así es imposible que veamos los resultados esperados. La forma correcta de aplicarlo es dando toquecitos con la yema de los dedos hasta que se absorba (que como es una piel fina, no tarda mucho en hacerlo).
Estamos en contra de que desperdicies una sola gota, así que recuerda que solo se debe usar en el párpado inferior. Divide en 3 o 4 puntitos en la parte inferior de la cuenca del ojo y extiéndelo a lo largo del hueso de la órbita con un ligero masaje drenando la zona. Sigue el dibujo de un '8' con los dedos corazón e índice, ya que ejercen menos fuerza. Que no entre en contacto con el lacrimal (escuece) ni con la piel del párpado móvil. Y es que la penetración de los ingredientes es muy rápida así que el producto puede llegar al ojo también.
8. Y en un orden incorrecto
Que si el sérum, el protector solar, el contorno, la crema hidratante... Tenemos tantas cosas, que es habitual liarse un poco a la hora de aplicarlas. ¡No te agobies! En el caso de que lo uses junto con otros productos, el orden sería el siguiente: primero el contorno de ojos. Fuera de la zona del hueso ya puedes aplicar el resto de cosméticos: los sérums, después la crema y para terminar la protección solar (si quieres añadir maquillaje, iría por encima de esta última, pero que seguro que ya estás preciosa).
9. Cuidado con los productos que pueden pasarle factura
Ya te hemos dicho que el desmaquillante o el pH de los productos que forman parte de tu rutina son algunos factores que deberías fichar desde hoy. Y no son los únicos. El retinol es otro que deberías añadir a la lista negra cuando se trata del contorno. No solo puede irritar, sino que al ser un seborregulador reduce los lípidos de la zona y deshidrata la piel, así que mejor si se aplica con especial cuidado y siempre como parte de productos específicos (un contorno con retinol por ejemplo) y solo en la zona de las patas de gallo, nunca sobre la ojera.
10. No llevas gafas de sol
Este complemento no solo sirve para ponerle el toque final a cualquiera de tus looks. Que no se te olvide que su función es la de protegerte de los rayos de sol y, por tanto, evitar que lleguen a tus ojos la radiación (¿quieres prevenir las manchas u ojeras marrones?). Además, evita que fuerces el gesto cuando te deslumbra la luz –sobre todo en los meses que hay más horas de exposición-. ¡No te las vuelvas a dejar en casa!
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